Nada es más preciso que su vista. Ahora piense lo que sería ese mundo si usted la perdiera por causa de una enfermedad silenciosa llamada glaucoma, un conjunto de enfermedades del ojo que van disminuyendo paulatinamente su visión, sin aviso y muchas veces sin síntomas. Todos los años, millones de personas en todo el mundo contraen glaucoma, y cada día sin tratamiento los acerca un paso más a la ceguera.
El glaucoma es un conjunto de enfermedades del ojo capaces de dañar el nervio óptico que es la parte del ojo que lleva las imágenes que vemos al cerebro. Al glaucoma se le suele llamar el ladrón silencioso de la vista, pues ataca gradualmente sin aviso y a menudo sin síntomas. Si no se lo trata, el glaucoma puede causar ceguera.
Antes se pensaba que la presión intraocular elevada era la principal causa de daños al nervio óptico. Ahora se sabe que si bien la presión elevada es claramente un factor de riesgo, hay otros factores que también entran en juego, porque incluso las personas con presión “normal” pueden sufrir pérdida de visión por glaucoma.
El glaucoma está causado por distintas enfermedades oculares, en casi todos los casos generan mayor presión dentro del ojo. Un ojo con glaucoma produce más fluido que el que puede eliminar, y que en consecuencia se acumula en la parte frontal, aumentando la presión. Con el tiempo ese aumento de la presión se traslada al resto del ojo. El nervio óptico, la parte más débil de ojo, es el más vulnerable a daños por esa presión elevada. Una presión elevada constante o con picos puede dañar ese nervio, lo que puede provocar perdida de visón e incluso, si no se la trata, ceguera.
El glaucoma es una de las de las causas más comunes de ceguera, por lo cual todo el mundo debe ser consciente de dicha enfermedad. Sin embargo, ciertas personas están más expuestas a la misma que otras, como por ejemplo quienes tiene mas de cuarenta años, los muy miopes o hipermétropes, los diabéticos, las personas quienes se les ha diagnosticado hipertensión, quienes usan cortisona o esteroides desde hace tiempo, las personas de ascendencia africana o mediterránea, quienes tienen parientes con glaucoma, quienes han sufrido una lesión o un traumatismo grave en los ojos, los que tiene presión intraocular elevada y las personas con nervio óptico agrandado. El glaucoma es una enfermedad fácilmente detectable. Es fundamental que los pacientes con gran riesgo de contraerla se sometan a un examen ocular anual, cuidando de su salud.
Aquellos individuos que presenten riego de desarrollar el glaucoma deberían realizarse pruebas de forma regular para mantener la calidad de su visión. Hay muchos tipos de pruebas distintos que os oftalmólogos pueden realizar para controlar la existencia de un glaucoma.
Una prueba que el médico puede realizar se denomina oftalmoscopia. Durante esta prueba, el médico observa la enfermedad del nervio óptico mediante un microscopio especial. Si fuese necesario, su médico también pude utilizar una cámara especial para tomar fotografías de su ojo para futuras comparaciones. Otra prueba que puede realizarse es la tonometría. Esta prueba sirve para medir la presencia de una presión elevada en el interior del ojo, un factor de riesgo clave del glaucoma. El grosos de la cornea puede influir en los resultados de una prueba de tonometría, de modo que el médico puede medir la cornea realizando una prueba de nominada paquimetría. Conocer el grosor de la córnea puede ayudar al médico a interpretar con mayor exactitud la presión intraocular.
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